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El presidente Donald Trump anunció el jueves que viajará a Florida para reunirse con familiares de las víctimas de la más reciente masacre escolar y enfatizó la necesidad de luchar contras las enfermedades mentales para evitar ese tipo de tragedias.

El mandatario habló pocas horas después de que Nikolas Jacob Cruz, un huérfano de 19 años de edad que tenía su propio fusil AR-15, fue procesado y acusado de perpetrar la peor masacre escolar en Estados Unidos en cinco años.

Cruz fue acusado de 17 cargos de asesinato premeditado y funcionarios policiales dijeron que el joven compró legalmente el arma de asalto que fue usada en el ataque.

El gobernador de Florida Rick Scott, un republicano, reveló que le dijo al titular de la Cámara de Representantes Paul Ryan que “si alguien está trastornado mentalmente, no debería tener acceso a armas”.

Expresó el director educativo del condado Broward, Rob Runcie: “Ha llegado el momento de tener una conversación genuina sobre leyes de control de armas”. Añadió que si los adultos no lo hacen, los estudiantes deberán encargarse de ello cuando les llegue el momento.

El jefe policial del condado, Scott Israel, pidió darle a las agencias policiales más atribuciones para detener a personas que formulan amenazas.

“Lo que les estoy pidiendo a los legisladores es que vean lo que está pasando en lugares como Tallahassee y Washington, D.C., y le den a las agencias policiales el poder que necesitan”, dijo Israel. A quienes expresen amenazas o coloquen mensajes ofensivos en internet, agregó, hay que llevarlos a hospitales psiquiátricos para que sean examinados así sea en contra de su voluntad.

Israel aclaró que la policía puede desde ya ir a la vivienda del propietario de un arma que parezca tener problemas mentales, “independientemente de si tiene un arma o no”.

En un discurso desde la Casa Blanca, Trump se dirigió directamente a los niños del país, diciéndoles: “Ustedes no están solos, nunca lo estarán”.

Ningún niño, afirmó Trump, debe tener que ir a la escuela temiendo por su vida. Anunció que viajará a Florida para reunirse con familias de las víctimas, ver cómo se pueden mejorar las medidas de seguridad en las escuelas y “debatir el tema difícil de la salud mental”.

Dijo que urge crear “una cultura en nuestro país que consagre la santidad de la vida”.

En ningún momento mencionó Trump el tema de la necesidad de aprobar leyes más estrictas sobre el control de armas.

El secretario de Justicia Jeff Sessions dijo que quiere que su departamento estudie cómo la enfermedad mental y la violencia con armas de fuego se combinan y cómo las fuerzas del orden pueden usar mejor las leyes existentes para intervenir antes de que ocurran estas tragedias.

“No se puede negar que algo peligroso y nocivo está sucediendo en nuestro país”, dijo Sessions a un grupo de alguaciles en Washington DC. En “cada uno de estos casos, hemos tenido indicaciones anticipadas y quizás no hemos sido lo suficientemente efectivos para intervenir”, agregó.

Catorce sobrevivientes de la masacre seguían hospitalizados el jueves, mientras rescatistas extraían más cuerpos de la escuela y sus alrededores.

Cruz, aún vestido con la bata de hospital que recibió cuando se le había atendido por problemas respiratorios tras su detención, fue ingresado en la cárcel del condado de Broward. Fue interrogado durante la noche antes de entrar en la cárcel.

Varios chicos en la escuela dijeron que creían que se trataba de otro simulacro el miércoles por la tarde cuando sonó la alarma que les obligaba a evacuar el plantel.

Fue entonces cuando, según las acusaciones, Cruz, con su fusil semiautomático, máscara de gas, granadas de humo y cuantiosa munición, abrió fuego contra los congregados, obligándolos a dispersarse en todas direcciones.

Fue la peor masacre en una escuela en Estados Unidos desde que un joven atacó una escuela primaria en Newtown, Connecticut, hace más de cinco años. El saldo de muertes total varía según la manera en que se contabilizan estos hechos, pero la agrupación Everytown For Gun Safety calcula que han ocurrido 290 masacres escolares en Estados Unidos desde 2013. Con el suceso ocurrido el miércoles, van 18 en lo que va del año.

Trump reaccionó la víspera atribuyendo el hecho a la salud mental de Cruz.

“Tantas señales de que el tirador de Florida sufrió una perturbación mental, incluso fue expulsado de la escuela por comportamiento errático. Los vecinos y compañeros de clase sabían que era un gran problema. ¡Siempre se deben informar tales casos a las autoridades una y otra vez!”, dijo Trump en un tuit.

Trump también emitió una proclamación el jueves en honor de las víctimas del tiroteo en la escuela. La proclamación presidencial dice: “Nuestra Nación se lamenta con aquellos que han perdido seres queridos en el tiroteo en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida”.

El papa Francisco envió sus condolencias a las víctimas y dijo que está orando para que “estos actos de violencia sin sentido cesen”.

Cruz adquirió legalmente hace un año el fusil usado en el ataque, dijeron funcionarios policiales. Los funcionarios, que no estaban autorizados para comentar públicamente del tema, hablaron a condición de mantener el anonimato. La ley federal permite a las personas mayores de 18 años comprar legalmente armas largas, incluso este tipo de arma de asalto.

Las autoridades no ofrecieron mayores detalles sobre Cruz o qué motivo tendría para perpetrar semejante atrocidad, salvo que había sido expulsado de la escuela, que tiene unos 3,000 alumnos. Los compañeros que lo conocían lo describieron como un adolescente volátil cuyo comportamiento errático llevó a otros a dejar de ser su amigo.

La madre de Cruz, Lynda Cruz, murió de neumonía el primero de noviembre, dijeron familiares y amigos, según el diario Sun Sentinel. La señora Cruz y su esposo, quien falleció de un ataque cardíaco hace varios años, adoptaron a Nikolas y a su hermano biológico, Zachary, tras mudarse a Florida desde Long Island en Nueva York.

Los chicos fueron dejados bajo la tutela de una amistad de la familia tras la muerte de la madre, dijo una pariente, Barbara Kumbatovich, de Long Island.

Sin embargo, Nikolas Cruz no estaba feliz allí y pidió que le dejaran vivir con un amigo en el noroeste de Broward. Le dieron permiso y Cruz se mudó alrededor del Día de Acción de Gracias, a finales de noviembre. Según el abogado de esa familia, ellos sabían que Cruz poseía el fusil pero le permitieron tenerlo siempre y cuando lo dejara encerrado en un gabinete. El joven, sin embargo, tenía la llave.